Dos noches intensas de celebración en nuestros valles, fueron verdaderamente momentos hermosos al revivir el Yokavil. La gente y sus sonrisas, la hermosura del ambiente que transmitía; la felicidad compartida entre amigos, parejas y familias. Concluyó de la mejor manera, y deseo compartir algunas fotografías que capturan la magnitud de lo que fue la festividad más grandiosa de nuestra ciudad.